Cargado con "Abulafia" por si acaso he subido hasta aquí arriba. Aun motorizado, aunque ya con algún analgésico menos. Pensaba escribir algo seguramente pero prácticamente no he llegado a abrirlo. Bueno miento. Lo abrí y de pronto el viejo cuatro latas se lleno del resplandor rojo de la pantalla de presentación. Aunque la verdad es que el fresco de la noche sobre uno de los canchos al pie de la muralla y el color rojo natural del sol en el ocaso me hicieron cerrarlo. No había mucho que decir, tan solo dejar correr la imaginación y soñar. Soñar con los ojos como platos mientras todo se iba oscureciendo hasta quedar tan solo un azul oscuro y las siluetas negras de las torres al fondo. Ahora las nubes ya solo eran unas manchas negras arrastrándose por el casi negro del cielo y una estrella muy brillante sobre el tejado de Santa Maria. Y seguí soñando. Debía ser un sueño agradable porque notaba como unas pequeñas arrugas a los lados de la boca. Recuerdo que una vez me dijo alguien que una noche subiría aquí y dormiría arriba en lo alto de la muralla cuando ya todos se hubieran ido y el viejo castillo se quedara solo. Me enfade mucho, y es que sabia que era capaz de hacerlo. Ella era así. Y me imagino que habrá cambiado poco en ese aspecto. Lo que dudo es que pudiera llegar a dormir tumbada boca arriba con esa espectacular cúpula allá arrriba llena de luces colgadas de mil hilos invisibles.
tony
1 comentarios:
Contemplar en vivo esa escena debió de ser fascinante…como caer dulcemente en brazos de Morfeo bajo ese cielo que describes…
Preciosa fotografía
Muackss!!
Publicar un comentario