Era en Toledo. Iba de vez en cuando a algún curso y era una manera de conocer compañeros que de otra forma nunca habría conocido por lo lejos. La recuerdo hoy precisamente por el día que es.
Era, bueno no eramos precisamente unos niños ya... Pero ella era una explosión de alegría. Siempre tenia un chiste en la boca y no paraba. La recuerdo mientras todos en la mesa del restaurante sentados, en pie, de aquí para allá contando con su gracia tremenda algún chascarrillo. Recuerdo que desde el primer día que llegamos me quede mirándola. Es que no me explicaba que a su edad tuviera esas tetas tan perfectas. Ni grandes ni pequeñas pero perfectas con cualquier jersey que se ponía. Y claro que se dio cuenta de que todos los compañeros con mas o menos disimulo la mirábamos. Así uno de lo días contando chistes y chirigotas como de costumbre contó con el gracejo que le era innato que tenia una mesilla de noche anormalmente grande, y que su marido con resinación tenia que esperar para irse a la cama mientras dejaba encima de esta, las gafas, la dentadura postiza, los pendientes, las pulseras, las tetas... Y una vez hecho esto se acostaba. Lo contaba como si fuera lo mas normal del mundo y bueno... mas cosas. Luego dijo que ya que había salido de esa era la mujer nueva y feliz por que estaba viva. Solo la vi cambiar esa sonrisa un momento en todo lo que duro el curso aquel. Desde entonces se dedicaba a ayudar a mujeres que se encontraban en esa misma situación. Y en ese momento fue cuando no sonrió al contar lo duro que pudo ser ayudar cierta vez a una chica de diecisiete años. Luego volvió a sonreír y, bueno ella seguramente no se acordara ya de mi. Pero yo a pesar del tiempo transcurrido no he podido olvidarme de ella.
Creo que no sabemos a lo que nos enfrentamos hasta que lo vivimos. Seguro que después todo se ve de distinta manera y verdaderamente hay que darle importancia a lo que la tiene.
Si sufres una situación como la que describes, lo mejor que se puede hacer es tomarse la circunstancia de esa manera. Esa actitud es parte de la sanación.
Hay recuerdos recurrentes en nuestra memoria, ni siquiera tienen que ser hechos extraordinarios, aunque la experiencia de esta mujer lo es, pero sobre todo nos dejan huella porque somos especialmente sensibles a determinadas cosas. Disfrutando de tus letras y de tu música.
Es increíble lo que podemos a dar de nosotros mismos en situaciones extremas. No somos valientes hasta que la ocasión se nos pone adelante, a partir de ahí, a tirar para adelante, no queda otra.
6 comentarios:
Creo que no sabemos a lo que nos enfrentamos hasta que lo vivimos. Seguro que después todo se ve de distinta manera y verdaderamente hay que darle importancia a lo que la tiene.
Besitos
Este tipo de hechos en tu vida le dan un significado y una dimensión nueva a todo.
Besos rosas
Si sufres una situación como la que describes, lo mejor que se puede hacer es tomarse la circunstancia de esa manera. Esa actitud es parte de la sanación.
Saludos
Hay recuerdos recurrentes en nuestra memoria, ni siquiera tienen que ser hechos extraordinarios, aunque la experiencia de esta mujer lo es, pero sobre todo nos dejan huella porque somos especialmente sensibles a determinadas cosas.
Disfrutando de tus letras y de tu música.
Qué bonito homenaje le has hecho a esa mujer!!!
Es increíble lo que podemos a dar de nosotros mismos en situaciones extremas. No somos valientes hasta que la ocasión se nos pone adelante, a partir de ahí, a tirar para adelante, no queda otra.
un besito
Nunca sabe uno cuanto
aguanta el cuerpo
hasta que se pasa
por situaciones
como esas.
Me uno a ese homenaje
en día tan señalado.
Un abrazo
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