. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Deseo . . . . . . .

Caminando lentamente por las calles vacías sigo dejando edificios atrás mirando al cielo. Pasan paredes llenas carteles roídos en las paredes, conciertos a los que raramente iría, graffitis que por el momento no me hacen pararme a mirar detenidamente. No suelo dejar mis discos, es peligroso porque están acostumbrados al peso de mi cabeza fonocaptora que no sobrepasara nunca el peso adecuado y no todo el mundo es cuidadoso como para cambiar el diamante a menudo o vigilar el peso con que surca los microsurcos del vinilo. Pero en este caso vuelvo con discos bajo el brazo devueltos después de unos días en otro lugar. Es uno de tantos favoritos que fueron en aquellos años para mi. La verdad es que los treinta centímetros de aquellas carátulas daban mucho juego a los diseñadores de portadas. De esta forma bajo la calle abajo con mi Pretzel Logic bajo el brazo Steely Dan, o la banda sonora de aquella película de los 70 "FM" en la que dejaban también su música. Definitivamente soy aquel a pesar de los vapuleos de estos treinta y pico de años que han pasado desde entonces. Cuando me pateaba las tiendas de discos de cualquier ciudad por la que pasaba volviendo cargado con una nueva remesa para mi colección. Seguramente echo de menos aquellas visitas, a veces acompañado (normalmente esos fueron los mejores). He pensado muchas veces si quizás es que no los elegía yo totalmente. Pero luego si miro a mi discoteca se que la mayoría los elegí solo y me queda la duda de que realmente, quizás aunque solo alguien dentro de mi aunque a miles de kilómetros llevaba mi mano hasta el nuevo disco.

¡Bhaaa.....! Claro que no.

Sigo marchando y aprovechare los últimos momentos de quietud de estas calles, parques... Porque dentro de unos momentos se empezaran a llenar de gente y de ruidos. Y mi mañana habrá acabado dejando paso al día.